Los trígonos del logaritmo cósmico de tu virtualidad
femenina
El infausto ripio camorrea mi alma de sabandija
y en el tormento me derriba como apóstata sarnoso.
Luna purpura tañida de laberintos,
desalientas cualquier vestigio de fe en el hedor del sahumerio de mi vida.
desalientas cualquier vestigio de fe en el hedor del sahumerio de mi vida.
Te pregunto, a ti, luna purpura, por el teorema de
los Falsos Rumores.
Así abro los ojos para encontrarme en el nosocomio.
Así abro los ojos para encontrarme en el nosocomio.
Prácticamente me lo han quitado todo, sin ninguna pertenencia:
los trígonos del logaritmo cósmico de tu virtualidad femenina,
los trígonos del logaritmo cósmico de tu virtualidad femenina,
intercambian sus energías en lo indiscernible.
Hora tras hora la eternidad móvil anuda mi fe
Hora tras hora la eternidad móvil anuda mi fe
a una deificada desesperación,
Y odio profundamente ese mecanismo expiatorio,
Y odio profundamente ese mecanismo expiatorio,
sembrado en lo más hondo de mi ser, que define el
Todo.
Por eso señalo como Etálides en el Hades:
Alabo el movimiento de los movimientos
Alabo el movimiento de los movimientos
¡para pensar la distancia que nos
separa!
Mentes que divergen en las leyendas de los sueños de Eros.
Mentes que divergen en las leyendas de los sueños de Eros.
Grito: que progrese la insensatez en el océano de
aguas abisales.
¡Que todos los
cielos me oigan!
Esta euforia desenfrenada llegará hasta el infierno
de los helénicos.
Porque incluso mi corazón infame,
mientras tú me recibas en las fantasías que
ideas,
tiene las artes sutiles de la juventud eterna.
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